Vistas de página en total

lunes, 19 de diciembre de 2011

A 10 años, de Plaza en Plaza.

Se cumplen ya 10 años de una plaza más, de las revolucionarias de nuestra historia, fiel a las luchas de los que hicieron historia en ella: la Revolución de Mayo, el 17 de Octubre, las de la Resistencia de nuestras queridas Madres.
Nuestra Plaza de Mayo es testigo de las luchas de nuestro pueblo y de sus festejos.
Me tocó y elegí participar de varias marchas, concentraciones, actos políticos, y no puedo decidir qué es lo que más me entusiasma de ellas. Tal vez la música de los bombos y los redoblantes, tal vez la fuerza de nuestros cantos, tal vez la esperanza de que se haga efectivo el reclamo de turno.
Lo cierto es que cada marcha, cada acto, encierra una cantidad impresionante de expectativas, de sueños colectivos que llevamos con la fuerza de un pueblo que se identifica en el reclamo o en el festejo, en la plaza adquirimos una identidad colectiva de la que nos sentimos orgullosos: “si este no es el pueblo, el pueblo dónde está”.
Me emocionan las plazas, aunque no todas fueron felices.
Creo, la más frustrante en mi historia, fue la marcha del NO. El NO retumbaba en los edificios, era tan claro y contundente como el agua. Se había avanzado un poco frente a la atrocidades de la dictadura pero también ya habíamos pasado por las leyes del perdón, y esto era inadmisible. Sin embargo, un gobierno que gobernó a espaladas de su pueblo y con oídos sordos a sus reclamos, a todos sus reclamos, indultó a los peores genocidas de nuestra historia reciente. La tristeza y la angustia inundaron todo.
Hace 10 años murieron 39 personas por las fuerzas policiales y de seguridad, incluyendo 9 menores de 18 años. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, el canto que nos acompañó en esa jornada. 39 compañeros quedaron en el camino, quedaron regando de sangre lo que al finalizar la jornada del 20 se convirtió en nuestro logro, el logro de esa gran pueblada: renuncia De la Rúa. En el recuerdo de esa fecha se me mezclan los sentimientos de dolor, la adrenalina al correr escapando de los gases lacrimógenos o de las balas, la tenacidad de no abandonar la calle (a las plazas no podíamos ingresar sin peligro inminente y circulábamos de plaza en plaza), y la euforia por haber conseguido lo que esperábamos.
Me acuerdo el miedo, habíamos decidido en nuestro pequeño grupo asistir ese día. Mientras me preparaba en casa, las imágenes mostraban cómo les pegaban a las Madres y dudé un instante. A mi lado estaba Eva, mi hija de 9 años en ese entonces, y me dice: “mamá!!! Mirá esto!!! Qué estás haciendo acá??? Tenés que ir a la Plaza… VAMOS!!!
………………
Solía llevar a mis hijos a las movilizaciones, pero ese día no los llevé y Eva tuvo que quedarse.
Me acuerdo también cómo los legisladores tenían que salir del Congreso por túneles, como escapando del pueblo que los había votado, huevos era lo menos que les esperaba (y lo que no tenían), me acuerdo también que había muy pocos que podían circular libremente por la calle en ese entonces.
Diez años después, en una nueva Plaza, también circulamos de Plaza en Plaza, pero en esta oportunidad se desplegaron las banderas grandes, las chicas, los bombos y redoblantes, las murgas. En esta Plaza todo era alegría,  un escenario, un festival.
Desde El Congreso a la Casa Rosada, la calle es nuestra, es del pueblo. Y nuestros legisladores caminan a la par nuestro y nosotros, cholulos y cholulas, nos sacamos fotos con ellos.
Un compañero santiagueño, emocionado por lo que veía y escuchaba me dice: “esto es el pueblo, y sólo un gobierno peronista puede lograr esta alegría”.
…….
Estas son las plazas a las que estamos asistiendo desde hace un tiempo, vamos a festejar. El bicentenario, leyes que nos reconocen, que nos dignifican.
Por este tiempo también fuimos a despedir a otro gran líder, allí era sólo tristeza e incertidumbre frente a nuestro devenir y apareció el “FUERZA CRISTINA”.
………..
Hoy diez años después del “que se vayan todos”, volvemos a la Plaza felices porque nos afirmamos como pueblo en un proyecto al que nos sumamos porque es el proyecto que nos identifica y dignifica.
Mucho hay por transitar todavía, es cierto que también tenemos que forzar algunos aspectos que faltan. En este sentido, adhiero a varios de los reclamos de la CGT y creo que es muy bueno para la salud de nuestra democracia que aparezca la voz fuerte de la organización de los trabajadores. Esa voz de reclamo no puede ni debe faltar. Esa voz es la de quienes sabiendo que merecemos otra cosa, luchamos por ella sin esperar con la mano abierta las dádivas o la generosidad de algún gobierno.
Lo que me da un poco de urticaria es cómo el demonio de TN ahora es santo y cómo Barrionuevo ahora tiene secretario general de la CGT… unificada?
El futuro es nuestro porque el presente lo es.
Como pueblo es nuestra responsabilidad madurar, participar, pelear así como defender todo aquello que nos libera como personas, y como pueblo.
La “organización vence al tiempo” dijo un gran filósofo y dirigente del siglo XX.
Pues bien, las condiciones están creadas, y quienes nos ha n sometido siempre, están al asecho, así que, sin prisa pero también sin pausa, que nuestra participación genere mucha organización y que nuestras organizaciones puedan coordinarse, para profundizar, para avanzar y para defender todas las conquistas logradas.
Al gran Pueblo Argentino, SALUD!!!
Sandra Simon

2 comentarios:

  1. Muy bueno, este texto transmite muchos sentimientos. no estuve en la plaza del 2001 pero las imágenes transmitidas y el estado en que se encontraba Moreno eran contundentes.
    Si presencie la plaza este 10, y la unificación, el pueblo, la felicidad y las ganas de seguir peleando por nuevas conquistas y por cambiar lo que hace falta, fue completamente inspirador.
    Saludos Jacque.

    ResponderEliminar

Tu opinión nos interesa. Expresala aquí.
Gracias.